LA AGRESIVIDAD COMO FALTA DE CONTROL DE IMPULSOS

La agresividad es una conducta aprendida, y no reconducida convenientemente.

Muchas personas dicen que son incapaces de controlar el impulso agresivo, y esto no es totalmente cierto. Como cualquier conducta la agresividad se aprende y se "desaprende".

Ante una situación aversiva muchas personas tienen una salida de activación que se manifiesta en esa conducta agresiva (típico es el puñetazo en la pared para descargar la ira).

Sin embargo a esas personas que consideran que son incapaces de controlar el impulso agresivo, dudan al preguntarles si ante un superior jerárquico ostentan dichas conductas, en la mayoría de los casos no. Así que: somos agresivos cuando no tenemos nada que perder, pero somos capaces de autocontrolar nuestra conducta cuando nos conviene o entendemos que dicha actitud puede tener consecuencias nefastas.

El manejo y control de la ira se maneja mediante terapia psicológica enseñando a las personas a regular la ira, reevaluar las situaciones que les hacen "estallar" y utilizar esos tres primeros minutos de arranque agresivo para reevaluar el daño producido y la conducta agresiva que le sigue.

Y es importante recordar que...en muchas ocasiones la conducta agresiva se aprende en la infancia